Hasta no hace mucho, la accesibilidad todavía era una quimera para quien quería dedicarse a la informática. De forma gradual, la accesibilidad fue aumentando hasta formar parte fundamental de casi todo lo que rodea a un ordenador o un móvil. Y esto es solo el principio.

No hace mucho, la intuición era el criterio principal para fichar jugadores de fútbol. Eso ha cambiado con el auge de la tecnología, los fichajes ya se hacen a golpe de Big Data, y muchos otros ámbitos del fútbol también se han digitalizado, desde la nutrición hasta la prevención de lesiones.

El vídeo solía ser hasta hace poco una prueba irrefutable a la hora de comprobar si alguien había dicho o hecho algo concreto. Eso está empezando a dejar de valer con la llegada de los deepfakes tanto en vídeo como en audio, pero también ofrecen posibilidades positivas de cara al futuro.

Una de las grandes revoluciones silenciosas de la tecnología en los últimos años es la de las energías renovables, que han visto cómo su precio se ha hundido en la última década, posibilitando así que ya haya personas energéticamente independientes con instalaciones domésticas espectaculares.

Hace unos años, el mayor desafío de las plataformas de comercio electrónico estaba en ofrecer confianza de cara al pago online. Hoy, con eso superado, el desafío está en la última milla, el último tramo de la entrega a domicilio, obligado a optimizarse y reinventarse cada vez más y más.

El futuro de las relaciones también está marcado por la tecnología. Desde las interfaces conversacionales a robots asistenciales o directamente robots sexuales, la vida en compañía de las próximas décadas también estará marcada por ellos... y ya hemos visto sus primeros ejemplos.