“No hay muerte, solo mudanza” esta frase de Facundo Cabral me encanta. La siento contundente y acertada. Recordemos que hay varios planos dentro de nuestro vasto universo y la energía no se destruye, solo se transforma. Me importa mucho el impacto que tiene mi vida en la vida de los demás. Para mí, el punto de estar aquí es encontrar las distintas maneras que existen para mejorar la vida de otra persona, desde lo sencillo de ser amable con alguien desconocido hasta lo complejo de criar correctamente a un niño para que se vuelva una persona valiosa humana y socialmente. Nuestra vida mantendrá un significado latente y atemporal en todos aquellos que hemos impactado, aún cuando ya no estemos, por eso es importante trabajarnos y lograr un enfoque de propósito positivo.

Dentro de nuestro linaje y nuestra historia familiar todos tenemos marcados ciertos patrones o tendencias que podemos reconocer no son correctas y justo el reconocimiento es el primer paso del cambio, ¿porque seguir con prácticas dañinas que nos heredaron? ¿Porque no, optar por aceptarlas y combatirlas para que nosotros no heredemos más de lo mismo?

El cuerpo físico se queda y el cuerpo espiritual continua su viaje transformado en energía invisible al ojo común pero perceptible para aquellos decididos a encontrar y encontrarse en un mundo ultrasensorial.

La trascendencia no solo es lograr cruzar las barreras materiales, es también comunicar y expresar tu perspectiva y conocimiento, es desear ser recordados y dejar una huella, es impregnar el legado que trabajaste en vida y que permanecerá en los demás aun después de que ya no estes en el mismo plano. Trasciende desde el amor, desde la transparencia y desde la luz. Intenta distintas maneras a lo largo del camino para asegurarte de dejar algo bueno sin percibirlo como algo opcional.