En nuestra DIMENSIÓN de valor LABORAL nos encontramos en uno de los mundos de nuestro “hacer” que más notoriedad alcanza, ya que pasamos gran parte de nuestra vida en este ámbito de acción.

Es el ámbito en el cual se ponen a prueba, en el proceso de creación de valor, nuestros conocimientos, habilidades, destrezas y experiencia. Ámbito también sujeto a la evaluación explícita de los demás, ya que tiene que si nuestro impacto cumple con las expectativas de los demás.

Es, sin lugar a dudas, una de las dimensiones más exigentes en el entorno que vivimos ya que con su velocidad y diversidad, imponen la necesidad de una reconfiguración cada día en menos tiempo, depositando en nuestras manos el aprender y desaprender tanto en lo cognitivo como en lo conductual a fin de mantener la capacidad de creación de valor profesional, fuente clave y primaria de nuestro sostenimiento.

La adaptabilidad y el aprendizaje continuo adquieren una importancia crucial para nuestro desarrollo como personas.

Qué sabemos y qué sabemos hacer o resolver, es nuestra huella en el proceso de creación de valor para nosotros y quienes nos rodean, como también lo es, el proceso de adaptabilidad cognitiva y conductual que debemos asumir.

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