La Corte Penal Internacional desató una tormenta política y moral al emitir órdenes de arresto contra el primer ministro israelí, Benjamin Netanyahu, y el exministro de Defensa, Yoav Gallant. ¿El motivo? Su papel en la defensa de Israel frente al terrorismo islámico, una lucha constante desde la creación del país en 1948.

En un gesto sin precedentes, la CPI apunta a líderes de una democracia con acusaciones no probadas y sin investigaciones serias sobre el terreno, mientras extiende órdenes simbólicas contra líderes de Hamás… ya fallecidos. ¿Es esto justicia o una peligrosa farsa diseñada para alimentar a los fanáticos antisemitas que ganan fuerza en Occidente?

Pocos líderes mundiales han tenido la valentía de condenar este atropello. Muchos han optado por la indiferencia o, peor aún, por alinearse con la turba criminal. ¿Qué significa esto para Israel, para el derecho internacional y para las democracias del mundo?

Para entender este complejo panorama, nos acompaña Gabriel Ben-Tasgal, experto en Medio Oriente, periodista y escritor, quien nos ofrece un análisis profundo y sin filtros sobre el trasfondo político y las implicancias de estas decisiones.

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