Conocer lo que queremos lograr, trazar un plan sobre ello y empezar a trabajar en nuestro interior para que así el exterior se vaya transformando un poco.

Alimentar la constancia, aumentar la disciplina y realizar tareas en corto plazo; no todo es tan fácil ni tan complejo como para no ir un paso a la vez hacia eso que anhelamos.

Lo incómodo es lo más cool; el reto es la manera de brincar o escalar a los objetivos y crear recuerdos hermosos de esos instantes que parecieron imposibles.

Las dudas, las preguntas y los dilemas de la Vida algunas veces se resuelven con “De tin marín de do pingüé” y un librito lleno de historias increíbles (todos cuentan con ellos, que le guste a uno es otra cosa).

No es que las respuestas van a estar en la página que tú elijas de manera literal; es importante tomarse el tiempo de reflexionar, si es posible leer el libro de cabezas (¡Eso no sirve!) y llenarse de sabiduría para interpretar cada palabra con profundidad y paciencia.

Nada pierden con darle un vistazo a un libro, hacer una lista de cuestiones y tratar de analizar con crítica cada palabra que se lee en voz alta, con convicción y bonanza.

Sentir sin temor a expresar lo que se lleva en el Alma y con la plena confianza de estar en un lugar seguro.

Tener empatía con la otra persona, considerando los límites y creciendo en felicidad. Algunas veces se percibe la soledad, pero sin dejar de amar a ese ser increíble.

Compartir la Vida no se trata de volver costumbre el tedio de la rutina, sino de sentir la necesidad de crear nuevas formas de amor, comprensión y magia con los mismos ojitos.