¿Es posible que grandes potencias estén utilizando tecnologías avanzadas para controlar el clima con fines oscuros? Vamos a explorar lo que se sabe de ello; las razones o intereses que pueden haber para hacerlo y las supuestas tecnologías y experimentos de los que se está hablando, para intentar aclarar qué puede haber de verdad detrás de ciertas teorías sobre posibles conspiraciones de gobiernos o poderes ocultos. Para empezar, hagamos un poco de contexto histórico. La idea de manipular el clima no es nueva. Desde los rituales antiguos para invocar la lluvia hasta los experimentos científicos modernos, la humanidad siempre ha buscado formas de influir en el clima. Por ejemplo, uno de esos experimentos conocidos y confirmados se inició en la década de 1960, se llamaba Proyecto Stormfury. Este proyecto fue un experimento científico llevado a cabo por el gobierno de los Estados Unidos entre 1962 y 1983, cuyo objetivo principal era investigar la posibilidad de debilitar huracanes mediante la siembra de nubes con yoduro de plata. La hipótesis era que al introducir partículas de yoduro de plata en las nubes, se induciría la formación de cristales de hielo, lo que alteraría la estructura interna del huracán y reduciría su intensidad. Lo cierto es que algunos de las pruebas iniciales que se realizaron mostraron resultados prometedores, pero más tarde se demostró que los huracanes no sembrados con yoduro de plata a menudo experimentaban los mismos cambios estructurales que se esperaban de los huracanes que sí eran rociados con él, lo que puso en entredicho los resultados iniciales y el proyecto fue finalmente cancelado. Pero no todo fue en vano. A pesar de que el Proyecto Stormfury no logró su objetivo de reducir la intensidad destructiva de los huracanes, los datos de observación y la investigación sobre su ciclo de vida ayudaron a mejorar la capacidad de los meteorólogos para predecir su movimiento e intensidad. A pesar del fracaso, la cosa no quedó aquí, hubieron más proyectos conocidos relacionados con el intento de manipular el clima. Uno de ellos fu e coordinado por la Organización Meteorológica Mundial y se llevó a cabo en España, concretamente en la provincia de Valladolid. Esto fue entre 1979 y 1981. En esta ocasión, se acudió nuevamente a la técnica de sembrar nubes con yoduro de plata para intentar aumentar la precipitación artificialmente. El intento tampoco tuvo el éxito deseado, aunque también proporcionó algunos datos valiosos sobre el comportamiento de las nubes y de la precipitación que sirvieron para nuevos estudios posteriores. Otro de los proyectos de los que se tiene constancia, fue el realizado por el gobierno chino en Beijing, en el año 2009. Una vez más, el yoduro de plata era el protagonista. Los ingenieros del clima lanzaron unos bastones de yoduro de plata en la atmósfera para inducir la precipitación. En esta ocasión, el experimento tuvo supuestamente resultados positivos, al menos según afirmó el gobierno chino, provocando nevadas durante tres días en aquella zona, donde lo cierto es que raramente se producen y que efectivamente sirvieron para aliviar un poco la persistente sequía existente en la región. Pero no solo se han llevado a cabo esos experimentos, han habido y siguen habiendo muchos otros realizados en multitud de países. Todos ellos intentan cambiar la cantidad y tipo de precipitación mediante la dispersión de sustancias en el aire. La idea general suele ser siempre la misma: producir cristales de hielo y no solo se ha utilizado el yoduro de plata para ello, también se ha rociado hielo seco o incluso propano líquido en gas, ya que produce esos cristales de hielo a temperaturas más cálidas que el yoduro de plata, lo que facilita su aplicación en otras zonas. También se han utilizado materiales higroscópicos como la sal, que tiene la capacidad de absorber y retener la humedad del ambiente para interactuar con el vapor de agua presente en el aire y cambiar sus propiedades físicas y químicas para facilitar la precipitación. Estos experimentos no son conspiraciones, son públicos y se vienen realizando desde hace muchas décadas. No obstante, nunca han estado exentos de polémicas, ya que más allá de los beneficios que pueda aportar para e control de las sequías o la reducción de los efectos destructivos de las tormentas, hay quien cree que existe un riesgo de impacto en el medioambiente y en la salud de las personas. Lo cierto es que, según los estudios realizados, la toxicidad de los compuestos de yoduro de plata es muy baja en el ser humano. Tampoco la acumulación en el suelo o en la vegetación que se produce al aplicarlo en las nubes es suficiente como para poder tener un efecto perjudicialmente significativo sobre el ambiente. No obstante, en algunos lugares sí se han detectado algunos efectos en algunas determinados animales y vegetales especialmente sensibles. Pero no solo está el posible efecto...