El metal hecho en Iberoamérica representa un espectro tremendamente amplio, capaz de abarcar desde trabajos muy locales, hechos con poquísimos recursos técnicos, que han encontrado la forma de dejar huellas imborrables en el underground internacional, hasta obras y bandas con producciones de primer nivel y gran impacto global. Esto puede llevar a que el presente listado parezca desequilibrado e injusto, reflejando con mucha fidelidad la forma en que funcionan nuestras sociedades. La historia del rock duro y el metal iberoamericano comienza a finales de los 60 y principios de los 70 con gente como Tarkus, Pappo’s Blues y The Storm, para ir abriendo espacios en los que luego estallarían agrupaciones como Obús, Medina Azahara, Riff, V8, Luzbel, Arkángel, Kraken, y otras tantas que en la primera mitad de los 80 sentaron las bases para la explosión que vendría. Los tiempos y los géneros se cruzaban, las coyunturas abrían y cerraban caminos, pero siempre hubo quien se desmarcara de lo que estaba “bien visto” para dar forma a canciones llenas de distorsión en contra de lo establecido. Desde leyendas mundiales como Sepultura o Brujería, hasta iconos como Barón Rojo y Angra, pasando por héroes regionales como Kraken o A.N.I.M.A.L., esta selección, en la que contribuyeron artistas y periodistas de varios países, no pretende decir la última palabra. El propósito es abrir espacio a conversaciones y reflexiones, mientras visibilizamos la labor de montones de artistas que han hecho frente a la adversidad y a los prejuicios con una convicción inquebrantable, inspirada por el rugir de las guitarras y el tronar de los tambores.